16.2.08

Capítulos de Historia

Sienes y sus orígenes

Para entender un poco de dónde venimos, dónde estamos y a dónde podemos ir, hay que dar un paseo por la “Historia”.

Nada mejor que echar mano de los que ya se han puesto a currar por nuestras proximidades dejando cientos de páginas y de referencias sobre Sienes .

Tengo que reconocer que sin los estudios de la historia y la “intrahistoria” de nuestro pueblo, llevados a cabo por Alfonso Ángel Cuadrón no hubiéramos llegado a tener conocimientos, medianamente creíbles, que se remontaran más allá de lo que nos contaron nuestros abuelos.

Breve historia de la Riba de Santiuste ( Hace varias referencias de Sienes)
(Información obtenida en la web del Excmo. Ayuntamiento de Sigüenza)

Luis Castañeda narra:


"Hace ya mucho tiempo llegó a mis manos un manuscrito[1] conteniendo las ordenanzas de una cofradía fundada en la Riva (o Riba) de Santiuste (provincia de Guadalajara, España). Hasta ahí, todo normal. Lo que resultaba curioso es que se hablaba en ellas de que la reliquia consistía en "la cabeza" del santo, es decir, un cráneo, y no la habitual astilla o partícula diminuta. En tiempos pasados, la posesión de una reliquia de dicho tamaño era timbre de gloria para la localidad que la cobijase. Para el curioso, aquí está la trascripción íntegra de las ordenanzas. ¡He incluso una copia de sus gozos! Ahora intentaremos justificar la importancia de dicha localidad en el pasado, pues hoy en día están reducidas a un recuerdo de lo que fueron.

A pesar de la abundancia de yacimientos arqueológicos en las cercanías de La Riba, es la fortificación que posee la que desde tiempo inmemorial ha marcado el devenir del lugar. Para convencernos de ello bastará con hacer un ligero repaso a lo que nos dicen los testimonios conservados.
Primeras noticias escritas: año 1060
Quizás el testimonio escrito mas antiguo referente a esta localidad sea el contenido en la Historia Silense, obra escrita en León durante el reinado de Alfonso VII (1126-1157), haciendo referencia a una incursión militar sorpresa realizada por el rey Fernando I en 1060. (Nota: las traducciones del latín son cortesía de Gerardo López).

Redeunte igitur anno congruo tempore, Fernandus rex eos recreato milite inuadit; captoque breui castro Gormaz, Vadum regis accessit. Quod opidum postquam sue ditione mancipauit ciuitatem Berlanga, que cetera circumquaque posita protegebat castella, animosus petiit. Sed et mauri illius ciuitatis, ne hostium preda forent, nimio terrore concussy, antequam eos rex interciperet, per aliquot dies murun in diuersa perforantes, relicta turba puerorum mulierumque, fugam parauerunt. Post cuius triumphum oppidum Aquilera inuasit, castro quoque Santi Iusti triumfato, Sancte Mayre municipium pugnando cepit. Nichilominus castrum Guermos agrediens, ad solum vsque destruxit. Prosternit etiam turres omnes vigiliarum, barbarico more super montem Parrantagon eminentes, atque municipia in valle Hordecorex ob tuitione arantium boum per agros passim constructa [2]
Pero los moros de la ciudad (Berlanga), para no ser presa de los enemigos, acongojados por un gran terror, antes que el rey los dominase, abriendo durante unos días un muro en distintas partes, prepararon la huida a los niños y mujeres que dejaron allí. Después de cuyo triunfo, invadió el pueblo de Aguilera, conquistado también el castro de Santiuste, comenzó a atacar el municipio de Santa Maira. Atacando Iquilomo el castro de Guermos hasta echarlo por el suelo. Sometió también todas las torres de los vigías que, según la barbárica costumbre, emergían sobre el monte Parrantagón y los municipios del valle de Bordecorex, construidos por doquier a través de los años, para defensa de los bueyes que araban las tierras.
El objetivo de la incursión pudo ser interceptar las comunicaciones entre los Reinos de Taifas de Toledo, regido por al-Ma'mún (1043-1075) y Zaragoza, en un momento en que éste último podría precisar de la llegada de refuerzos por dicha vía, al encontrarse enfrascado en defenderse de un ataque conjunto de Ramiro I de Aragón y del Conde de Barcelona Ramón Berenguer I. En la incursión el daño económico que pudo inflingir al enemigo fue grande, destruyendo el rosario de ricas poblaciones e instalaciones salineras que jalonaban aquella particular "ruta de la sal" del siglo XI.
Reconquista definitiva
Habrán de pasar muchos años todavía y numerosas incursiones, tanto de ejércitos musulmanes como cristianos en esta zona fronteriza entre varios reinos -una de ella ni mas ni menos que de El Cid, recogida en su cantar de gesta- hasta que la ciudad de Sigüenza y por ende sus pueblos limítrofes pasasen a manos cristianas, aunque la autoría de dicha conquista e incluso la fecha de la misma sean difíciles de adjudicar. Castellanos, aragoneses, cruzados de origen francés... el hecho es que un tal Bernardo de Agen termina siendo nombrado obispo de Sigüenza y comienza así una larga serie de textos que documentará el nacimiento y expansión del señorío episcopal que constituiría teniendo por núcleo la ciudad de Sigüenza. De todos modos, pasemos a mostrar las representaciones idealizadas de algunos de los protagonistas de esta historia, sin querer pretender que los datos "casen" entre sí.
ALFONSO I

Desde la aventurada incursión de Fernando I de Castilla-León en 1060, habrá que esperar casi un siglo para que se produzca el paso definitivo de estas tierras a manos cristianas. Ocurriría bajo el mando de Alfonso I el Batallador, rey de Aragón, que tomará Medinaceli en 1122 y posiblemente Sigüenza. Luego, en un intercambio de plazas con Alfonso VII de Castilla-León, estas plazas pasarán a dominio castellano, mientras que las de Soria, Almazán y San Esteban de Gormaz permanecían bajo dominio aragonés.

BERNARDO DE AGEN

Traído a España por el Arzobispo Bernardo de Toledo. Su tío era obispo de Segovia y su hermano obispo de Palencia. Es canónigo en Toledo y firma como imperatoris capellanus en la corte de Alfonso VII. Nombrado obispo en 1121 de la todavía no conquistada ciudad de Sigüenza, bajo el reinado de la reina Urraca, tomando posesión de su diócesis una vez conquistada, en el año 1124, donde permanecería hasta 1152 en que marcha como arzobispo de Compostela. Consigue de la reina Urraca y su hijo Alfonso VII la constitución de un señorío episcopal en su nueva sede y asignaciones de medios para mantenerlo, algunos de los cuales lo constituirán el castillo de Santiuste y aldeas anexas. Tanto es así, que el castillo y villa de La Riba de Santiuste fueron curiosamente la primera posesión de lo que luego constituiría el Señorío Episcopal de Sigüenza, incluso antes de la propia ciudad de Sigüenza, por aquel entonces dividida en dos poblaciones, la superior y la inferior. La Riba de Santiuste sería donada al obispo y Cabildo de Sigüenza en 1129 por Alfonso VII, donación confirmada años mas tarde (1198) por Alfonso VIII. La Sigüenza inferior lo sería en 1138 y la Sigüenza superior en 1146. Esto nos da una idea de la importancia de La Riba de Santiuste por aquellos años, tanto por su posición estratégica y plaza fuerte, como por el negocio de las salinas de la zona, que durante muchos años produciría saneados beneficios.

URRACA. A pesar de lo controvertido de su figura y de la preponderancia de las figuras de su fallido esposo Alfonso I y su hijo Alfonso VII, posiblemente la verdadera artífice de la reconquista de Sigüenza.


In nomine sancte et individue trinitatis patris et filii et spiritus sancti amen. Ego urra dei gratia hyspanie Regina. regis adefonsi Regineque. costante filia. considerans nimiam paupertatem Segontine ecclesie que impietate sarracenorum peccatis exigentibus quadringentis annis et eo amplius destructa atque dessolata funditus extiterat, decimanm partem de toto portatico et de totis quintis. et de totis alquavalas de atentia et de medina celim ei et ejusdem sedis episcopo domino videllicet bernardo ejusque successsoribus in perpetuum jure hereditario dono et concedo, hoc autem facio grato animo et spontanea voluntate pro remissione peccatorum meorum et remedio animarum patris et matris mee bone memorie Adefonsi regis et regine constantie. Si quis vero vir vel femina de genere meo aut de alio aliquuo hoc scriptum violare voluerit. vel forte violaverrit.- sit excomunicatus et a liminibus ssancte Matris ecclesie separatus et cum datan et abiron quos vivos terra obsorbuit penis perpetuis deputatus et cum juda traditore in inferno inferiorri sine fine dampnatus- et insuper illi quei redicte ecclesie vocem tenuerit et causam defenderit mille libras purissimi auri perssolvat et hec carta firma maneat omni tempore. Facta carta die kalendarum febroarii- ERA M.C.L.X.II. Ego urracha predicta regina hanc cartam fieri mandavi et propria manu roboravi. (Col. Dip. I. 1º de Febrero año 1124) Nota: Col. Dip. constituye una referencia a la Colección Diplomática de la catedral de Sigüenza publicada en la obra de Minguella [3].

considerando la grande pobreza de la iglesia de Sigüenza la cual por la impiedad de los Sarracenos, exigiéndolo así los pecados, había sido destruida y había permanecido enteramente desolada por 400 y mas años, la dono y a su obispo don Bernardo y sucesores para siempre, la décima parte de todo el portazgo y de todas las quintos y alcabalas de Atienza y Medina Celi.
ALFONSO VII

Regie majestatis interesse etiam minus eruditis certum est ecclesias et sacra loca non solum ab injuria tueri et defendere. verum etiam elemosinarum et beneficiorum in dei obsequium et suorum excessuum remissionem. pie, et religiiose, visitare. fovere et honorare. Unde ego Rex adefonsus dei gratia hyspanie imperator una cum conjuge mea regina domina berengaria meorum antecessorum consuetudinem non irrationabiliter secutus. facio cartam donationis sancti Marie seguntine ecclesie et tibi venerabili ejusdem sedis episcopo domino Bernardo tuisque, successoribus ibi deo canonice servientibus de castro sanncti justi cum omnibus suis hereditatibus. et cum illa villa de la Riba cum toto suo directo videlicet cum salinis. portaticis. pratis. turribus, molendinis. monntibus. fontibus. exitibus, et regressibus. et cum omnibus terminis qui ad illud castellum pertinet jure hereditario pro ut regale jus exigit. Sic dono tibi tuisque; et matris mee et in remissionen peccatorum meorum ut semper supradicta ecclesia illud habeat atque; jure hereditario firmiter possideat. et memoria mei ibi perhenniter habeatur. Si quis tamen hoc meum donativum franngere temperaverit: quuisquis fuerit tam regia potestas quam secularis universitas sit excomunicatus. et cum juda traditore et datan et abiron in inferno dampnatus. et insuper pariet. C. libras auri et hoc meum donativum semper sit firmum. et quiqunque: invaserit.- dupliciter restituat.
Facta carta in burgos. ERA M.C.L.XII. et qt III Idus JVLii. Ego Adefonsus dei gratia imperator hyspanie quod fieri mandavi proprio robore confirmo. (Col. Dip. II, 13 de julio año 1124; Minguella [3] considera que el año debe leerse como 1129; Blázquez-Garbajosa[7, página 49] apuesta por 1123)

el castro de San Justo con todas sus heredades y con la villa de la Riba con todos sus derechos, es decir, con las salinas, portazgos, prados, torres, molinos, montes, fuentes, salidas y entradas y con todos los términos que a tal castillo pertenecen por derecho hereditario, tal y como exige el real derecho
El texto anterior es el primero donde se nos habla claramente del castillo de San Justo y la villa de la Riba, tratándolos como elementos disociados, recibiendo un tratamiento semejante al dado a Sigüenza entonces, dividida en dos (inferior y superior), como antes hemos explicado. Entre los bienes adjudicados a ambos (castillo y villa) claramente se mencionan las salinas.

En el año de 1132 el castillo de San Justo alojó a las reducidas tropas de Alfonso VII el Emperador, procedentes de su campamento de Atienza y desde allí emprendieron una marcha tan decidida hacia Almazán que hizo desistir a Alfonso I el Batallador de enfrentarse con él. En dicha época el castillo de Santiuste constituía el único dominio temporal del obispo de Sigüenza, Bernardo de Agén.
Un año después que se casó el Emperador, el Rey de Aragón procuró juntar cuanta gente pudo, y con ella se encaminó a los términos de Medinaceli, y puso sitio a Morón. Así los de Morón, como los de Medinaceli, dieron aviso al Emperador del aprieto en que los tenía el Aragonés. El Emperador les respondió que procurasen defenderse esforzados, que al punto pasaría a socorrerles. Aviendo juntado su ejército de tropas de Galicia, de León, y de algunos de Castilla (el conde Don Pedro de Lara y su hermano Don Rodrigo con sus Aliados no quisieron seguir al Emperador) y teniendo en el ejército setecientos Caballeros de seña, se juntaron todos en Atienza. De allí pasó a San Justo, y al día siguiente, puesta la gente en orden, llegó a Morón, pero apenas supo el Aragonés que el Emperador iba resuelto a presentarse en batalla, cuando se retiró a Almazán, procurando fortificarse en ella; pero el Leonés fue en su seguimiento, llevando escuadronada a su gente: y así estuvo a vista de de Almazán, desde que salió el Sol hasta que se puso [....] Con esta resolución el Emperador fortificó a Morón y a Medinaceli y demás castillos, que estaban en la circunferencia: con que dio la vuelta para Castilla y licenció a los Condes y Capitanes para que se fueran a sus países. El Rey de Aragón, habiendo dejado fortificada la Plaza de Almazán, se retiró a Aragón, de suerte que desde entonces no asomó a las fronteras de Castilla. [7, página 61]
Nota: en una versión online de la Chronica Adefonsi Imperatoris se lee algo muy distinto a lo transmitido por Francisco Berganza, sustituyendo Medinaceli por Medina-Sidonia (Cádiz) y eligiendo un Morón de la Frontera (Sevilla) en lugar de Morón de Almazán (Soria). Aunque no soy un especialista, me parece mas razonable situar los distintos topónimos en las actuales provincias de Guadalajara y Soria, para que tenga sentido la frase de "fortificar Morón y a Medinaceli y demás castillos que estaban en la circunferencia", pues en caso de incluir fortalezas de Cádiz y Sevilla juntamente con Atienza y Almazán el círculo resultante abarcaría media península ibérica.
Volviendo a los documentos locales, al aducir los textos, viene la dificultad de consignar estos repetidamente Santiuste, sin anteponer los términos "castro", "villa" etc. que con anterioridad precisaban el significado. Existe una localidad llamada Santiuste (coord. WGS84, long. 3º 11' 24,94'' W; lat. 41º 05' 11.00'' N ) relativamente cercana al castillo conocido actualmente como castillo de la Riba de Santiuste (coord.
WGS84 long: 3º 17' 32.14'' W; lat: 41º 11' 35.23'' N). Pavón-Maldonado[4, página 73] considera que cuando se menciona únicamente a "Santiuste" se está haciendo referencia a esta otra localidad; considero que existen indicios para no hacer esta distinción y hacer equivaler las referencias a Santiuste en los textos a una pequeña población hoy inexistente que inmediata al castillo constituiría por así decirlo "la Riba superior", mientras que la "villa de la Riba" constituiría la "Riba inferior", siguiendo con el paralelismo dado a la cercana población de Sigüenza. Al llegar tiempos mas pacíficos esta "Riba superior" o Santiuste desaparecería y será la "Riba inferior" la que llegará hasta nuestros días; incluso el propio nombre de Santiuste tenderá a sumergirse en el olvido. Así, un texto de 1189 habla de él como "el castillo que llaman Riba", con su villa y aldeas asociadas.
En apoyo de la anterior opinión -discutible, como todas- estarían textos del tenor siguiente:
Col. Dip.
III, 1 noviembre 1124 [..] in atencia. in medina. et in Sancto justo et in aldeis eorum. decimam scilicet partem panis et vini et sali et tocius..
en Atienza, en Medina y en Santiuste y sus aldeas, también la décima parte del pan y del vino y la sal y portazgo
Col. Dip. VI, 7 febrero 1130 de illo castello Sancti justi toto integro cum illo foro et illis terminis quos habuit in diebus bone memmorie, avi mei regis Adefonsi. et illa villa de la ripa que est circa illud populata sicut continetur in carta de hac eadem donatione a me facta.
del castillo de San Justo, todo completo, con el foro y los términos que tuvo en los tiempos de buena memoria (que se recuerdan) de mi abuelo el rey Alfonso y la villa de la Riba que está asentada cerca, como se contiene en la Carta de la misma donación hecha por mí
Col. Dip. CIII, 18 octubre 1189 Dono namque vobis et concedo castellum quod vocatur rippa. situm prope Attentiam jure hereditaio habendum ac perpetuo possidendum. cum villa sua et aldeis suis cum omni jure suo et cum omnibus terminis suis.
Os doy y os concedo el castillo al que se le llama Rippa, situado cerca de Atienza, con derecho a tenerlo hereditario y posesión perpetua con su villa y sus aldeas con todo sus derechos y todos sus términos
El nombre de Santiuste constituye una contracción de Sanct Iusti/Yusti/Yuste, San Justo. Santos con dicho nombre han existido muchos, aunque por proximidad geográfica y por su popularidad debido a su inclusión en el ritual mozárabe (vigente hasta 1080) es probable que se tratase del niño mártir Justo, que murió junto con su compañero de escuela Pastor en Complutum (Alcalá de Henares) en el siglo IV, cuya fiesta se celebra el 6 de Agosto actualmente; en pleno siglo XVI sabemos que a San Justo se le conocía como "Sanctiuste" en Sigüenza [11]. Un documento nos informa de que la fiesta de San Justo se celebraba en Tobes (Toves en el texto), aldea dependiente de la Riba (Ripa) el 8 de Agosto, por lo que parece indicar que dicho santo era patrón común de Santiuste, la Riba y aldeas dependientes de ésta última. Sin embargo, en estos testimonios no es posible decantarse con tanta facilidad entre el Santiuste existente y el supuestamente desaparecido en la "Riba superior". Veamos los textos:
Col. Dip. CCXVI, 2 de agosto 1256 Volumus etiam et mandamus ut infesto Sti justi quod est VIII idus augusti. nulla misa celebretur in ecclesia aldee de toves sed omnes clerici et layci ejusdem aldee veniant quolibet anno in festo predicto ad ecclesiam Sti justi divina officia audituri quod sic observatur in Ripa et in omnibus aldeis uis hanc autem sentenciam in omnibus usis ariculis...
Queremos también y mandamos que en la fiesta de San Justo que se celebra el 21 de agosto, no se celebre ninguna misa en la iglesia de la aldea de Tobes sino que todos los clérigos y laicos de esta aldea vengan cada año, en la fiesta señalada, a la iglesia de Santiuste, a oír los Divinos Oficios, como se hace en la Riba y en todas sus aldeas.. esta sentencia en todos sus artículos
Dicha dependencia se hacía bastante mas gravosa en algunos casos, como a continuación veremos.
Col. Dip. CCXIV, 8 de agosto de 1255 Cum inter magistrum Petrum sacristam segontinum exparte una. et martinum luppi clericum de Toves. et clericos de tribus senis. et de torrequebada aldeis de Riba ex altera coram abbate Guilenmo auctoritate sedis apostolice super sepeliendis corporibus defunctorum dictarum aldearum in cimiterio SANCTI JUSTI quibus sepulturis dictus sacrista a predictis clericis se et eclesiam sancti justi spoliatos dicebat questio verteretur clerici de tribus senis et de turrequebrada coram dicto abbate renunciarent liti cognoscentes quod clerici aldearum corpora defunctorum sepellienda erant in cimiterio sti. Justi. Quare dictus Abbas judex a sede apostolica delegatus mandavit finaliter clericis de tribus senis et de turrequebrada quod corpora defunctorum sepulta apud eclesias predictarum aldearum faciant exhumare et deferri sepelienda ad cimiterium sti. justi quibus acciant exhumare et deferri sepelienda ad cimiterium sti. justi quibus acquiscentibus et mandatum dicti judicis complere volentibus layci dictarum aldearum se opposuerunt nec permiserunt quod predicta corpora defunctorum portarentur sepelienda ad cimiterium sti. justi. Auare ditus judex ecclesias de tribus senis et de turrequebrada et populos ipsarum aldearum ecclesiastico supposuit interdicto et inter dixit nominatim et excomunicavit ... (sigue larga lista de firmantes)
Sucedió que entre el maestro Pedro, sacristán seguntino, por una parte y Martín Luppo, clérigo de Tobes y los clérigos de las tres Sienes y de Torrequebrada, aldeas de la Riba, por otra, ante el abad Guillermo con autoridad de la Sede Apostólica para enterrar los cuerpos de los difuntos de dichas aldeas en el cementerio de Santiuste, de cuyas sepulturas el dicho sacristán, así como la iglesia de Santiuste, se consideraban despojados... Sucedió que planteado el litigio, los clérigos de las tres Sienes (*ver nota) y de Torrequebrada ante dicho abad renunciaron, conscientes los clérigos de las aldeas de que los cuerpos de los difuntos se habrían de enterrar en el cementerio de Santiuste. Por lo cual, el dicho abad, juez delegado por la Sede Apostólica, mandó finalmente a los clérigos de las tres Sienes y de Torrequebrada que hiciesen exhumar y mandar sepultar en el cementerio de Santiuste los cuerpos de los difuntos sepultados en las iglesias de las dichas aldeas. Estando de acuerdo y queriendo cumplir el mandato de dicho juez, los laicos de dichas aldeas se opusieron y no permitieron que los dichos cuerpos de los difuntos se llevaran a enterrar en el cementerio de Santiuste. Por lo cual el dicho juez puso en entredicho eclesiástico las iglesias de las tres Sienes (¿o los pueblos antiguos?) y de Torrequebrada y de los fieles de dichas aldeas y excomulgó y puso en entredicho nominalmente...
* senis: este mismo topónimo latino tuvo en su época la actual ciudad italiana de Siena. Procede de "senex" (viejo, anciano), por lo que podría traducirse como "las tres Vetustas" (parodiando a "La Regenta" de Clarín). Esto sería indicativo de la gran antigüedad de éstas poblaciones, pobladas por mozárabes. Como curiosidad anotar que "senis" también es una grafía válida para "semis", representada frecuentemente por la letra "s", cuyo significado es mitad; también unidad monetaria romana que valía medio As o dos Quadrans). Otras unidades monetarias expresadas en términos de Semis eran el Denarius (32 s), Sestertius (8 s) y Dupondius (4 s).
Aquí encontramos algo que roza el absurdo, y no me refiero al hecho de que la decisión tomada fuese exhumar difuntos desde un cementerio a otro, únicamente por los derechos que por enterramiento percibía "el maestro Pedro", sino a que si nos atenemos a la letra, las aldeas dependientes de la Riba (Torrequebrada, las tres Sienes, Tobes, Bretes, Riosalido) tuviesen que enterrar a sus difuntos en la actual localidad de Santiuste, situada a mas de 18 km en línea recta en el caso de Tobes. Si se tratase de "la Riba superior" dichas localidades delimitaban el mismo valle -en su día denominado Valparayso - a una distancia máxima de 5 km del cementerio. Sin embargo, aún esta distancia les resultaría abusiva y terminarían enterrando sus difuntos en sus respectivas localidades.
Por cierto, que el texto parece sugerir que originalmente había tres poblaciones que compartían el nombre de "Sienes": de hay que se las referencie como "las tres sienes". Con el tiempo se produciría una concentración, perdurando únicamente el pueblo que conocemos actualmente; el "despoblado de las aldehuelas" sería un testigo de ello.
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Posiciones relativas de la Riba de Santiuste, Sigüenza y Santiuste Aldeas dependientes de la Riba de Santiuste
¿Donde estaría situado este Santiuste, por mí denominado "Riba Superior" para distinguirlo del pueblo homónimo? Una posibilidad es la apuntada por Basilio Pavón [4], cuando postula la existencia de una "puebla" en la ladera este del castillo, sin asignarla nombre. Por mi parte, yo la situaría en la ladera opuesta, allí donde la densidad de restos cerámicos y de todo tipo es mayor, que todavía hoy se denomina como "alquería" (conjunto de casas, aldea) sin descartar la cresta de la montaña donde se encuentra situado el castillo, conocida popularmente como "el camino de los muertos" por la gran cantidad de enterramientos descubiertos allí. En dicha zona se encuentran multitud de construcciones rupestres, algunas destruidas al realizarse voladuras para la construcción del actual camino de ascenso al castillo. Es en dicha ladera donde se multiplican los hallazgos: un labrador encontró en los años 40 del siglo XX un caldero de bronce mientras cultivaba; lo entregó en el Ayuntamiento y allí permaneció hasta que fue vendido al peso junto con otros metales a un chatarrero; un utensilio en bronce, de uso posiblemente quirúrgico [5, lámina XIII, elemento referenciado erróneamente como "4"], encontrado por el autor de estas líneas y entregado al Museo de Guadalajara. Igualmente tengo constancia de la aparición en dicha zona de una lucerna árabe intacta, la cual su propietario me dejó fotografiar y la cual publicaré aquí si localizo la susodicha fotografía. La aparición de dichos elementos, en perfecto estado de conservación, tiende a indicarnos la destrucción súbita del lugar por alguna acción bélica, de modo semejante al cual los "tesorillos" son indicativos de la percepción de una amenaza y la imposibilidad de volver para recuperar lo ocultado.
Tampoco se podría descartar el monte situado opuesto al cerro del castillo, al oeste, separado por el curso del río Salado. Presenta estructura aterrazada y en su cumbre se aprecian numerosos sepulcros antropomorfos y otros realizados aprovechando la disposición vertical de los estratos de piedra. Algunas de estas sepulturas antropomorfas estuvieron intactas hasta hace relativamente poco: un vecino del lugar me narró a comienzos de los años 70 el hallazgo de un enterramiento en el cual el esqueleto presentaba todavía restos de vestiduras y unas monedas que llamó "ochavos". Igualmente se me refirió que era tradición popular que allí se encontraba antiguamente un pueblo llamado "Santiuste", predecesor del actual de La Riba.
En
el siglo XV, en medio de las guerras civiles que salpican el territorio peninsular, tropas del rey de Navarra Juan II, dueñas de Atienza, ocupan el castillo de la Riba de Santiuste en 1451 y desde allí se dedican a realizar diversas rapiñas sobre las poblaciones vecinas, llegando a amenazar hasta Sigüenza. El obispo seguntino Fernando de Luxán ofrece una posición enérgica, consciente de que poca ayuda podía esperar del atribulado monarca, por lo que recluta soldados entre la población, armando incluso a la población judía (que tenía prohibido el uso de armas) e invierte en artillería y explosivos. Pone sitio al castillo y en un par de meses éste cae en su poder. Narraré los hechos empleando una fuente de información que permanece incomprensiblemente inédita: las Memorias Eclesiásticas de Sigüenza [9].
Muy amenazada se encontraba esta Ciudad por los Navarros a principios de este año 1452, según aparece de las disposiciones que en ella se tomaban; pues el 6 de Febrero se echó pregón por mandamiento del Prelado para que cualquier persona o personas así clérigos como legos, judíos, que oyendo la campana o trompeta que todos saliesen con sus armas a la puerta de la Ciudad, so pena de confiscación de todos sus bienes y de sesenta días de prisión en el aljibe[10] con otras muchas disposiciones de esta clase, pero decidido el señor Luján a rescatar su villa y Castillo de la Riva le puso sitio en principios de este año y deseando el Cabildo ayudarle en tan noble empresa, mandó en 10 de Abril que de cualquier armas, ansi ballestas como culebrinas de la dicha Iglesia que algún Beneficiado hubiere menester para ir a hacer un hecho que es servicio de Dios y de la Iglesia e del Rey nuestro Señor, que le sean dadas; el tal Beneficiado de una cédula firmada de su nombre de lo que lleva e si alguna cosa se perdiese que el señor Provisor e Señores Don Diego López de Madrid se obligan e obligaron l o pagar llanamente aquello que fallase que valía la tal, cosa que fue perdida o quebrada (Actas Capitulares)
En 24 de dicho Abril ya se hallaban en la fortaleza de esta ciudad hasta cuarenta Navarros poco mas o menos que se habían hecho prisioneros para cuya custodia en atención a que había poca gente del obispo e interim este y su provisor que estaban ausentes vinieran (se hallaban sin duda en el sitio dela Riva) diputo el Cabildo a varios individuos de su servicio.
Continuando el sitio de la Riba con tesón acordó el Cabildo en 5 de Mayo que cualquier Beneficiado que quisiese ir con el señor Obispo o Provisor que ganase todo excepto las interesencias ¿ y cualquier que tuviese armas de la Iglesia que las de allí donde el Señor Provisor quisiere y que si alguna se perdiere el señor provisor se obligó a pagarle.

En 11 del mismo mes a nombre del Señor Obispo el Señor Arcediano Don Pedro Adefonso Serrano pidió el Gremial de seda blanca que está la salutación de la Virgen María para llevarlo a la Riva y en 15 del mismo se dieron nuevas disposiciones para que hubiese tres velas o centinelas y que estuviesen en sus camaranchones y así mismo procure el Concejo de la Ciudad que se reparen los adarves y algunas puertas pero al fin en Agosto del mismo año ya rescató el señor Luján su castillo y villa de la Riva, según consta del Cabildo de 28 del mismo.

Muy grandes debieron ser los gastos que ocurrieron en estas guerras a nuestro prelado Don Fernando, pues una vez dio el Cabildo prestados 50.000 mrs de los cuales le hicieron gracia de 20.000 para ayuda de los gastos y expensas que hizo en la toma del Castillo de la Riva en el sitio que allí tuvo (Id. Fol. 39).

Posible representación del sitio del castillo de la Riba de Santiuste, en el sepulcro del obispo Fernando de Luxán

El castillo en épocas de paz
Lógicamente, a los castillos les sientan muy mal las épocas de paz; máxime para un castillo roquero, que no admite su reconversión a un tipo más moderno, adaptado a la artillería, ni tampoco abandonar su empleo militar y pasar a servir como residencia palaciega. Aparentemente conservó una pequeña guarnición entre sus muros hasta fechas bastante tardías. A su mando había un alcaide de la fortaleza, nombrado por el obispo de Sigüenza y al cual había debían pagar un impuesto anual (cifrado en una gallina), exacción que a pesar de lo exigua levantaba lógicas protestas entre los pueblos vecinos, que ya no veían en el castillo mas que una reliquia - y lo que es peor - una carga. Dichos pueblos se habían independizado en la práctica del señorío episcopal, comprando su autonomía a la Corona, por lo cual habían roto los lazos que les unían con el su antigua "capital": la Riba de Santiuste, población que iría mermando en relación inversa al crecimiento de sus vecinos.
Otras acciones bélicas en que se habría visto implicado
El castillo pudo todavía jugar un papel en los diversos conflictos bélicos que han recorrido estas desventuradas tierras (muy a su pesar de los vecinos, claro). Algunos con posibles consecuencias: Guerra de Sucesión, Guerra Peninsular o de la Independencia, partidas carlistas... ¡incluso en la guerra de 1936-39!. A continuación recogeré la escasa información de la que dispongo, a veces poco mas que conjeturas.
Guerra de Sucesión
Sin impacto aparente, pues las tropas del partido austriaco atravesaron la región pasando por Pelegrina y Sigüenza, ocasionando numerosos daños (el castillo de Pelegrina, por aquel entonces palacio del Obispo de Sigüenza, fue incendiado). Se trataría de una larga y extenuante guerra (más de diez años), mitad guerra civil, mitad intervención multitudinaria de potencias extranjeras en contra del heredero legal de la Corona, el Borbón Felipe V, con la esperanza de sacar tajada de la desmembración del todavía imponente territorialmente imperio español. En la zona seguntina, en este caso ciegamente partidaria de la legitimidad dinástica, esto se tradujo en estancias prolongadas de tropas de Felipe V frente a marchas decididas y contramarchas apresuradas (mejor descritas como huidas) de las tropas aliadas del pretendiente austriaco Carlos, con base en Aragón y Valencia. Estas últimas, conscientes de lo efímero de su dominio del terreno, no solicitaban las ayudas forzosas habituales del paso de tropas, sino que directamente robaban y destruían en una región que percibían como hostil. Es por esto que excepto algún incidente aislado, nuestro castillo probablemente no sufriese daño alguno. Sin embargo, si parece que hubo algún intento por parte de partidas austracistas de saquear las poblaciones situadas al norte de Sigüenza. ¿Llegarían hasta La Riba? Recogeré aquí algún testimonio [12], solo a guisa de ejemplo, pues no he realizado una investigación sistemática del tema.
Un posible indicio de robo, la compostura de una cerradura para la puerta principal de la iglesia, en este caso del lugar de Matas.
Llabe – mas constó y tubo de gasto el componer la zerraja y llabe de la puerta principal de la yglesia tres reales y ocho mrs . Quenta que dio Juan Castaño de los años de 1711 y de 1712 Matas, libro de quentas. Quentas yglesia de matas y es el viejo
Frente al críptico -en caso de ser cierto- expolio del ejemplo anterior y por contraposición, un raro caso en que se detalla el daño nos lo ofrece en cambio el siguiente apunte, procedente del pueblo de Pozancos, y quizás debido a que el que lo consignaba se consideraba personalmente despojado.
Libro de la Obra y Fábrica de la Yglesia Parroquial de Pozancos y de visitas y quentas que fueron los primeros el año de mil setecientos y dieciseis... [va enumerando los distintos poseedores del puesto] ...del año de diez a cinco de junio que tomo la posesión año de la pérdida de la Batalla de zaragoza y ganancia de la Biruega [sic], en que las Armadas del Señor Archiduque de Austria y de S. M. D. Phelipe Quinto, dicho año estubieron acampados en Siguenza y sus contornos, como en esta Alha_ar (¿Aralar?) , a Madrid, y su fuga o siguimiento de ella, anoto esto porque nos guardo memoria y a mi principal manda, que se llevaron el santo sacramento del altar, como mas cosas de la yglesia y toda mi açienda que la tenía en ella y a la sazón me hallo mayordomo del Real Cabildo de mi Patrono, San Lucas, fundación en las salinas de la Olmeda,.... en Pozancos, a quatro de septiembre del año de mil seteçientos y diecisiete = (firma) Francisco Alvarez
Estas fechorías no solían tener mayores consecuencias, excepto si algún desafortunado se interponía en el camino de los soldados, como en el siguiente ejemplo [13] de Sigüenza.
Juan Navarro (Juan de Ariza el cerrajero, de erida que le dieron los soldados) En cinco de Diciembre de dicho año (1710) murió Juan de Ariza Navarro, menor, reçibió los santos sacramentos, fue sepultado en San Vicente, dio poder para testar ...
Guerra de la Independencia
Sobre
el impacto de dicho conflicto en la villa los datos que tengo están reducidos a aquellos reflejados en los libros de contabilidad [14] de la parroquia. Los datos, aunque escuetos, hablan de algunas requisas -apropiaciones indebidas según el contable- que debieron ejercer las tropas, no sin violencia. Así, en el ejercicio contable 1810-12 se consignan una serie de gastos que nos hacen pensar en violencias: reparos del granero, reparo de la iglesia (campanario, retejo general), amén de una puerta principal nueva para la iglesia, incluyendo herrajes, bisagras, etc (recuérdese el reparo de la puerta de unos 100 años antes en el pueblo de Matas). En el ejercicio 1812-13 en el apartado Data de Granos se consigna literalmente "Robado. Se rebajan dos medias y dos celemines de cebada y el grano de dicho mayordomo se llevaron los franceses y lo hizo constar". De dichos datos (o mejor dicho, de su ausencia) se puede deducir que a pesar de lo encarnizado del conflicto, las tropas no cometieron una represión indiscriminada en el lugar. Sin embargo, existe la tradición de que realizaron algunas voladuras en los lienzos de muralla del castillo, previniendo su uso como foco de resistencia por los guerrilleros.
Guerras civiles variadas agrupadas como Guerras Carlistas (distintas fechas)
Existe constancia del movimiento de partidas carlistas en una zona donde tenía bastantes partidarios; sin embargo, no tenemos ninguna noticia concreta al respecto, sino de movimientos rápidos de tropas entre Alcolea, Sigüenza y Atienza, que a buen seguro pasarían por nuestro castillo; choques armados hubo, como los que todavía se recuerdan en la zona cercana de Olmedillas, que sembró de fosas de caídos carlistas el campo. Sin embargo no parece probable que se atrincheraran en él, pues las incursiones eran fundamentalmente en búsqueda de armas y voluntarios para combatir en otros frentes. José Luis García de Paz publicó en su día noticias tanto sobre el impacto de las Guerras Carlistas [15] como la de la propia Guerra de Sucesión, con especial énfasis en la zona oeste de la provincia de Guadalajara (Tendilla concretamente), que alguna noticia proporcionan sobre nuestra zona.
Guerra Civil de 1936-39
En una guerra semi-moderna como fue la última de nuestras guerras civiles, un castillo roquero en ruinas desde la francesada y sin camino de acceso practicable presentaba un valor estratégico bastante escaso: poco más que cualquier altozano. Es por ello que el monte donde se yergue el castillo y circundantes fueron emplazamiento de alguna pieza artillera durante el conflicto, pero de poco calibre, por la escasa utilidad de tener que resituar constantemente una pieza de grandes dimensiones de una altura a otra para combatir a un enemigo muy disperso.
De todos modos sí se produjo algún incidente aislado en aquellos meses en que la posesión de la zona estaba indecisa y un numeroso contingente republicano estacionado en Sigüenza se veía incapaz de asentar su dominio sobre el territorio aunque al principio no había presencia de tropas enemigas en la zona.
Existen testimonios indirectos de episodios bélicos en estos lugares. Uno de ellos es el de un combatiente republicano [16] en la Sigüenza de 1936, desde donde se organizaron expediciones contra Atienza, que podrían discurrir cercanas a La Riba de Santiuste o bien desviarse antes por la ruta de Imón; valga la descripción para ambas posibilidades.
En vez de marchar contra Aragón, los tanques de dirigieron varias veces contra el castillo de Atienza, una vetusta fortaleza situada al pie del pueblo del mismo nombre [....] Se practicaron tres o cuatro ataques o paseos militares contra Atienza. Se llegaba al pie del pueblecito, se cambiaban numerosos disparos con el enemigo, sin poder tomar el castillo, y después vuelta a Sigüenza. La última expedición que se hizo, en la retirada, fuimos perseguidos por un avión fascista, que nos arrojó algunas bombas sin hacer blanco. Yo no participé en aquellos viajes. Y después de cada expedición, unos días de vacaciones y a Madrid en el automóvil (página 21).
¡Una descripción demasiado bucólica! ¡Parece una de esas excursiones que se hacían desde Madrid para ir a pegar unos tiritos al asediado Alcázar de Toledo, con la esperanza de atinar a alguno, merendar y luego vuelta a casa en coche por la tarde! En uno de dichos "paseos militares" (que luego no lo serían tanto), una avanzadilla nacionalista situada en el castillo de La Riba, dotada de una pieza de artillería de escaso calibre, abrió fuego contra la columna motorizada que había escogido la ruta de La Riba, impactando por casualidad al tercer disparo en el motor de uno de los tanques (en realidad camiones blindados según mi relator) averiándolo y provocando una retirada apresurada de las fuerzas atacantes (anécdota personal referida por uno de los protagonistas al autor de estas líneas). Está claro que al autor anteriormente citado le parecían una soberana estupidez y malgasto de energías dichas excursiones; sin embargo, para aquellos que habían perdido un compañero o ser querido en ellas, la aventura excitante se tornaba drama de tonos épicos."